domingo, 15 de junio de 2014

FIESTA MISIONERA DE LA SOLIDARIDAD

Este sábado, bajo un sol ya veraniego, acudieron   a la celebración de la  Fiesta Misionera de la Solidaridad multitud de padres y abuelos para ver a sus niños y nietos bailar.












viernes, 6 de junio de 2014

¡CAMPEONES EN CLASE DE RELIGIÓN!

Los alumnos de 2º ESO A  han ganado la II edición del concurso nacional ¿Qué es para ti la clase de Religión?  en la sección de Literaturacon un total de 6.086 votos. Ahora se irán en breve de viaje con su tutora  Isabel Monforte. ¡Enhorabuena!















ESTE ES EL TRABAJO GANADOR:

EL VIAJE A UN MUNDO DE LOS SUEÑOS

Aquel día me levanté e hice todas las tareas rutinarias: desayunar, vestirme, peinarme, hacer la cama, etc. Habitualmente suelo hacer siempre lo mismo, como si fuera un robot, sin pensar, pero ese día algo cambió y no fue uno más,  se convirtió en un día distinto, un día  diferente. Todo ocurrió nada más comenzar la clase de religión.

Pensé que sería aburrida y que la  profesora haría lo que cualquier otra, no tenía grandes expectativas. Creía que sería una clase más en la que se contaría lo del libro, sin profundizar nada, todo por encima como para quitárselo de en medio. Sin embargo, esta vez fue diferente. Fue una clase muy especial en la que nos explicó todo lo que Jesús había hecho por nosotros, cómo se había sacrificado  para salvarnos y todas las cosas buenas que había hecho por los demás sin pensar nunca en su propio beneficio.

Me quedé impresionada de que alguien pudiera hacer tales cosas, ya que cada vez que veía el telediario solo salían personas que hacían daño a los demás o destruían lugares o mataban…personas que no se preocupaban por otros, que sólo tenían en cuenta sus propios intereses.

Al principio pensé que era imposible que una persona pudiera ser tan buena y compasiva y poco a poco me fui quedando maravillada por todo lo que Él, JESÚS, representaba. Desde ese día, tuve una motivación, una nueva meta que nunca había tenido: “LLEGAR A SER IGUAL DE BUENA QUE ÉL”. Y se convirtió en mi modelo a seguir. Como podéis imaginar la asignatura de religión se convirtió en mi preferida, por supuesto. Quería conocer con más profundidad la figura del Maestro Jesús  e intentar que mi vida se pareciera más a la suya.

Cada lunes por la mañana  me despierto con un destello de ilusión y el brillo en mis ojos. Una ilusión creciente, natural, una intensa emoción, mezcla de entusiasmo y otros sentimientos. La ilusión de soñar  y no volver a despertar. Puedo parecer una persona rara al pensar en algo que es para muchos infantil y poco práctico, innecesario para mis conocimientos. Sin embargo, la “rareza” no me quita esa verdadera parte de mi ser. Sentada en mi pupitre, esperando a que todos lleguen para comenzar un viaje de sueños emocionantes.

Sé que no todos quieren comenzar ese viaje. Algunos prefieren quedarse en sus sitios contemplando simplemente, no sintiendo.
Cuando por  fin las palabras comienzan a flotar por el aire, un ligero y profundo sentimiento nos hace olvidar dónde estamos, nuestras preocupaciones, lo que portamos, lo que llevamos o no. Sólo somos nosotros mismos y… ¡ Comenzamos a soñar!

En clase no hablamos solo de Dios, y todas esas cosas,  hablamos también de sucesos de actualidad relacionados de alguna manera con la religión, pero sin que parezca por ello una clase de Sociales. Para mí esta clase es una forma de aprender a amar en el colegio, de aprender a respetarnos todos. Puede que no sea la clase preferida de mucha gente pero con el tiempo te das cuenta de que no es una clase cualquiera.

La religión  es la vida misma, es un camino por recorrer, montañas que atravesar, mares que cruzar y puentes por los que pasar. Todo ello es un viaje, con constantes decisiones, momentos buenos y momentos difíciles, momentos felices y tristes.
La clase de religión es una clase que consigue que te olvides del estrés de una sociedad que se ha olvidado de amar. Es un momento en el que hablamos de la actualidad en que vivimos.  Es un refugio, un aislante y una burbuja que me protege de todo. Nunca no te acuestas sin haber aprendido una cosa más y aprendes también a ponerte al servicio de los otros y a dejar atrás lo material: “No he venido a ser servido, sino a servir”.

Para mí la religión es como el motor de la vida. Si te fijas, en la Historia siempre ha existido la religión. Todos los seres humanos la han tenido presente día a día. Puedes ir por la vida sin tener presente la religión, y vivir como si las pilas se te fueran a acabar, como si tuvieras que cambiarlas cada cierto tiempo o puedes vivir teniéndola presente, es decir, con una batería que sencillamente no se agota. Yo quiero tener la religión presente en cada cosa que hago y es lo que pretendo en esta clase: que Dios te da fuerzas para todo lo que tienes que afrontar diariamente  y que sin él te haces muy pequeño.

No son sólo unos libros que hacen que la mochila pese más, es más que eso, es una puerta a Dios. Es el teléfono que nos comunica con él. Religión es fe, abre caminos, camina senderos. Dios está cerca, Dios está aquí. La palabra está en tus manos. Siémbrala y recoge los frutos. Cada página contiene una enseñanza, un recuerdo del verdadero mundo. Del mundo que hizo Dios, con tanto cariño y esmero. Pero el mundo actual está corrupto, maltrecho, un mundo herido por la maldad y el egoísmo. Entonces, debes conectar con ÉL. Ahí se encuentra la clave.

En clase viajamos a un mundo con prados rojizos, con esa resplandeciente la luz del sol del amanecer, con el creciente musgo,  los árboles frutales y arbustos verdosos y florecientes. Un mundo nuevo, donde las espigas y cardos son derrotados y quedan bajo tierra para no volver a salir, donde las tímidas semillas dejan sus miedos atrás y muestran sus verdaderas bellezas, y donde la astucia gana ferozmente a la fuerza.

Animales atrapados e inocentes salen de sus madrigueras y muestran su respeto a animales más grandes. Aquellos que con cuerdas estaban, ahora se desatan con un extraordinario tirón para correr libres hasta el horizonte. También allí, las personas, antes robóticas, se desprenden de todo tipo de material, miran al frente, y quitan los cuchillos de sus corazones, donde la sangre vuelve a bombear. Donde los encerrados desgarran sus barrotes para salir a mirar el cielo de una vez por todas.
La envidia queda encerrada en un espejo queriendo salir para que alguien la encuentre. Las aves muestran sus alas blancas dejando atrás sus diferencias y dudas. Ese mundo crece en oxígeno y su fuego interior se fortalece. Llenándose de vida.  

Al terminar nuestro viaje, algunos lo olvidan, dejando esos recuerdos en un lugar lejano de su mente, pero otros se acercan a la ventana, alzan la cabeza y al mirar al cielo, desean con todas sus fuerzas y su corazón que aquel increíble e impresionante viaje de sueños no acabe nunca, que vuelva a ocurrir otra vez. Pero sobre todas las cosas que todos los múltiples viajes no sólo sean sueños, sino que ocurran en nuestro presente y en un interminable futuro.

Cuando acabó el curso me puse a rememorar todo lo que había aprendido desde el inicio, las experiencias intensamente sentidas…. Y me di cuenta de que no había sido una simple eucaristía y no habían sido unas simples clases de religión, todo se podía englobar en los valores aprendidos y la verdadera vocación que había encontrado.
Para mí la clase de religión es una clase para aprender a vivir la vida de la mano de JESÚS. Ya que aprendemos valore y a valorar a los demás.No solo son contenidos, os lo aseguro amigos míos. En matemáticas aprendo a sumar, dividir y multiplicar Y en lengua a reconocer un predicado verbal. Pero lo más importante, sin duda, ahora os lo voy a contar, es la hora de religión, en la que aprendemos a amar.











 
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